Las 4 leyes del desapego
La palabra desapego, entendida dentro del contexto del crecimiento personal, supone un gran valor interior que todos deberíamos aprender a desarrollar.
Practicar el desapego no significa en absoluto desprendernos de todo aquello que nos es importante, rompiendo vínculos afectivos o relaciones personales con quienes forman parte de nuestro circulo personal. Significa saber amar, apreciar e involucrarnos en las cosas desde un punto de vista más equilibrado y saludable, liberándonos a su vez de esos excesos que nos ponen cadenas y que nos amarran. Que nos cortan las alas.
Cuarta ley: asume que las pérdidas van a sucederse tarde o temprano
Practicar el desapego no significa en absoluto desprendernos de todo aquello que nos es importante, rompiendo vínculos afectivos o relaciones personales con quienes forman parte de nuestro circulo personal. Significa saber amar, apreciar e involucrarnos en las cosas desde un punto de vista más equilibrado y saludable, liberándonos a su vez de esos excesos que nos ponen cadenas y que nos amarran. Que nos cortan las alas.
Primera ley: eres responsable de ti mismo
Nadie, por mucho amor que sienta por tí, será capaz de cargar tus penas, arreglar tus problemas o hacerte sentir feliz. Debes responsabilizarte por las acciones y decisiones que impactan en tu vida. Solo cuando tomas las iendas de tu existencia, das un paso hacia la felicidad.
No concibas la idea de que para ser feliz en esta vida, es esencial encontrar una pareja que te ame, o tener siempre el reconocimiento de tu familia.
Cultiva tu propia felicidad, siéntete responsable, maduro, toma conciencia de tus decisiones y de sus consecuencias, elige por ti mismo y no dejes nunca que tu bienestar, dependa siempre de otros.
Segunda ley: vive el presente, acepta, asume la realidad
Intenta vivir en el presente, con lo que tienes, si estás pensando en el pasado o en el futuro te estás olvidando que las decisiones de ayer son el resultado de tu vida hoy, y las decisiones de hoy, repercutirán en el mañana. Estar en el presente, soltar y vivir el momento te ayudará a una vida más plena y feliz.
En esta vida, nada es eterno, nada permanece, todo fluye y retoma su camino tejiendo ese orden natural que tanto nos cuesta asumir a veces. Esas desavenencias familiares, ese trauma, esa pérdida, ese fracaso sentimental o esa frustración no superada. Todo ello son anclas que nos aferran, que ponen cadenas en nuestros pies y anzuelos en nuestra alma. Acepta, asume y aunque te cueste, aprende a perdonar. Te hará sentir más liberado y te ayudará a centrarte en lo que de verdad importa, el “aquí y ahora“.
Tercera ley: Sé libre y permite ser libres también a los demás
Ojo, no quiere decir que no establecerás relaciones afectivas con las personas que amas, por el contrario, estarán basadas en el amor y el respeto por la individualidad del otro. Nadie nos pertenece. Tus amigos, tus hijos y tu pareja, son seres independientes a ti, y su mayor felicidad es la posibilidad de tomar decisiones desde el amor y la libertad.
Recuerda que amar a alguien no es controlar o dominar. Querer es confiar y, al mismo tiempo, en la confianza está implícita la libertad. Asume que la libertad, es la forma más plena, íntegra y saludable, de disfrutar de la vida, de entenderla en toda su inmensidad.
Cuarta ley: asume que las pérdidas van a sucederse tarde o temprano
Aceptar que, en esta vida, nada puede contenerse eternamente. La vida, las relaciones, e incluso las cosas materiales, terminan desvaneciéndose. Los niños crecen, deciden irse, los amores no son eternos, los ancianos nos dejan y así deberás asumirlo. Cuando entendemos que las personas se van y que por mucho que las amemos no se quedarán por siempre, estaremos dando el paso definitivo para una vida libre de apego.
Recuerda: lo que nunca va a cambiar, es tu capacidad de querer. Y debes empezar siempre por ti mismo.
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